Ubicada en la península del Yucatán, y en la ciudad prehispánica de Chichén Itzá, esta pirámide, también conocida como El Castillo, quedará prendida en la memoria como un instante para recordar.
Declarado Patrimonio de la Humanidad, se trata del Templo o pirámide de Kukulcán, una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, y razón no le falta. Su imponente estructura nos embarga desde el momento en que contemplamos sus 30 metros de alzada.
Durante los equinoccios de primavera y otoño se produce un fenómeno espectacular, basado en luces y sombras, dando lugar a la representación de la bajada de la sagrada serpiente emplumada, que simboliza al Dios Kukulcán, hasta la base de la pirámide, donde entra en contacto con la tierra para fertilizarla y comenzar así un nuevo periodo de cosecha.
Los mayas la diseñaron con una forma geométrica piramidal, compuesta de nueve niveles, cuatros lados con una escalinata en cada uno de ellos y un templete coronando la impresionante estructura.